"Violencia de género: entendiendo la violencia basada en el género y la importancia de prevenir la violencia en la pareja"

La violencia contra las mujeres es una manifestación extrema de la desigualdad de género en la sociedad una grave violación de los derechos humanos fundamentales. 


La Declaración de las Naciones Unidas sobre la eliminación de la Violencia contra la Mujer define como todo acto de violencia basado en el género (VBG) que resulta en, o es probable que resulte en daño físico, sexual o psicológico o sufrimiento para la mujer, inclusive las amenazas de actos tales como la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada (Naciones Unidas 1993). 

La violencia en la pareja (IPV) en contra de las mujeres es el tipo más común de violencia contra las mujeres. Ella se lleva a cabo dentro de la pareja, y los autores son casi exclusivamente hombres que son o han estado en una relación íntima con la mujer (2013A OMS).

IPV contra las mujeres ocurre en todos los países, todas las culturas y en todos los niveles de la sociedad (García-Moreno et al., 2006). Esto varía según la región. En 2010, el curso de la vida IPV estaba en 16,30% en Asia oriental, mientras que era 65,64% en el África subsahariana, Centroamérica (OMS 2013b). En los 27países que integran los  Estados miembros de la Unión Europea (UE), afecta entre el 20% y el 25% de las mujeres adultas que nunca han tenido una pareja íntima (europeo Instituto para la Igualdad de Género de 2012).

Mientras que la evidencia limitada está disponible actualmente, es posible que algunas poblaciones de las mujeres puedan estar en mayor riesgo, como las mujeres migrantes y las minorías étnicas. Las tensiones de culturización y los cambios en los roles familiares o de género que a menudo acompañan a la migración o perteneciente a un grupo étnico minoritario puede desencadenar o agravar un IPV (Jampaklay et al. 2009).

Por tanto inmigrantes y de minorías étnicas mujer, la discriminación institucional, la falta de acceso o conocimiento de los servicios, y las diferencias culturales pueden impedir que las mujeres que experimentan IPV
desde la búsqueda de ayuda (PACE 2009). Además del riesgo de muerte, IPV se relaciona con lesiones físicas y psicológicas, deterioro funcional, y comportamientos negativos para la salud (como el tabaquismo, la drogadicción y el abuso del alcohol), las enfermedades crónicas, problemas de salud reproductiva y la salud mental problemas (OMS 2013b). 

En consecuencia, las mujeres afectadas por el IPV pueden visitar al médico más frecuentemente, sino
se les impide hacerlo por sus parejas, y requieren más el uso frecuente de los servicios de salud, como la atención primaria y especializada, atención de salud mental y servicios de hospitalización, (OMS 2013A). 

Profesionales de la salud están  directamente involucrados en el tratamiento de los efectos sobre la salud de IPV. El sector de la salud es, pues, en una posición clave, no sólo para detectar y denunciar los casos de violencia de pareja, sino también para ayudar a coordinar y ejecutar el herramientas para abordar y prevenir este tipo de violencia. 

Las intervenciones para prevenir IPV y responden a las necesidades de las mujeres afectadas por el mismo, idealmente incluir una gama de partes interesadas, desde los servicios psicológicos, legales a las instituciones sociales y de salud, junto con la sociedad civil.








Dra. María Teresa Charún
Psicóloga Clínica Educativa
Máster en Salud y Bienestar Comunitario
Universidad Autónoma de Barcelona - España


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