LA IDEA DEL AMOR ROMÁNTICO ENTRE LOS JÓVENES DISFRAZA DE CARIÑO LA VIOLENCIA MACHISTA
Controlar los horarios de la pareja, decirle qué puede hacer y qué no y restringir las amistades del otro. Todas son prácticas que hacen saltar las alarmas en la lucha contra la violencia de género. Conductas abusivas que pueden degenerar en otras formas de violencia y que un tercio de los jóvenes españoles consideran "aceptables" o "inevitables" en determinadas circunstancias. Un informe sobre la percepción de la violencia de género en la juventud denota que las conductas de control no son identificadas como violencia machista, a la que se oponen la mayoría de los encuestados.
Si la
pregunta cuestiona el grado de "tolerancia hacia la violencia de
género", los jóvenes de entre 15 y 29 años parecen tener claro que es una
conducta "totalmente inaceptable", dadas las repuestas de 2.500
entrevistados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En el
informe 'La percepción de la violencia de género en la
adolescencia y la juventud', elaborado para la Secretaría de Estado
de Servicios Sociales e Igualdad y presentado este martes, se abre de nuevo una
brecha de género en las respuestas: ellas aprecian una mayor incidencia de la
violencia machista y la condenan en más casos que ellos.
Sin embargo,
las respuestas se equiparan cuando se interroga a los jóvenes sobre su
tolerancia a otras prácticas que el informe engloba como "violencia de
control". Para el 33% de los chicos y chicas, es "aceptable en
ocasiones" o "inevitable" que en una pareja tengan lugar
prácticas como controlar los horarios del otro –la experiencia más
justificada–, impedirle ver a ciertas personas y decirle qué cosas puede (o no)
hacer.
Para las
especialistas, los resultados son un reflejo cultural de la sociedad. "Y
eso es bueno porque se puede cambiar, son cosas que hemos aprendido",
destaca Diana Díaz, subdirectora del Teléfono ANAR de ayuda a niños y
adolescentes. El mito del amor romántico, o al menos lo
más perjudicial de la idea, está detrás de consentir a la pareja que restrinja
las libertades de la persona. "Esa idea de que por amor hay que estar
dispuesto a darlo todo, que los celos forman parte de él y que formar una
pareja conlleva anular la individualidad de la persona", detalla María
José Díaz-Aguado Jalón, catedrática en Psicología de la Educación de la
Universidad Complutense de Madrid.
La
tradicional media naranja implica que la persona está vacía sin su amado, que
juntos forman una unidad. "En este contexto se justifican, por ejemplo, el
control del horario porque hay que llegar a ser como una sola persona",
continúa la profesora.
Las chicas no
identifican el problema
A Diana
Díaz no le sorprende la cifra. En el teléfono de la fundación (gratuito y
anónimo), la inmensa mayoría de las menores que llaman y sufren violencia de
género no son conscientes de ello. "Es curioso. Te llaman por otra
cuestión, muchas por un problema sentimental que dicen que les genera mucho
sufrimiento pero que no saben que es violencia de género. Cuando el psicólogo
que está al otro lado empieza a rascar un poco, se da cuenta de que es un
problema de violencia", relata Díaz.
En las
incidencias que les llegan, la subdirectora del servicio distingue dos tipos de
consultas: las que no identifican la violencia y las que exigen una ayuda
inmediata porque la situación se ha agravado mucho, con violencia física de por
medio.
La mayoría de
las chicas que solicitan ayuda a la Fundación Anar justifican las situaciones
de control. "Para él la confianza es que le muestre el móvil. Yo lo
entiendo porque tiene mucho miedo a perderme". Una respuesta típica,
cuenta Diana Díaz, que esconde relaciones abusivas y peligrosas. María José
Díaz-Aguado coincide en que la imagen de la violencia de género que tienen los
jóvenes apunta a la más explícita: un 97% de los encuestados por el CIS
condenan la violencia física y sexual y un 93%, la verbal.
"No
están identificando el control como violencia y es muy importante porque esta
empieza en forma de control abusivo. Hay que enseñarles que eso no son muestras
de amor, que es el principio de la violencia de género", explica la
profesora Díaz-Aguado, que ha dirigido varios estudios sobre este tipo de
violencia a edades tempranas.
Toleran más el
control que los mayores
El informe
advierte también de que la tolerancia a estas conductas se presenta de manera
algo más acusada que en otros estudios sobre la población en general. ¿Quiere
esto decir que los jóvenes están reproduciendo relaciones más tóxicas? "No
lo creo. Esa sería una de las razones, pero también hay otras dos posibles. La
primera, por la que más me inclino, apunta a las nuevas tecnologías (los
móviles y las redes sociales): han aumentado mucho las posibilidades de control
y son los jóvenes los que más las utilizan. La segunda posibilidad es que a
estas edades, que están en la fase del enamoramiento, se puede extremar el mito
del amor romántico", argumenta Díaz-Aguado.
Diana Díaz
alerta de que, además, en edades tempranas "la información les llega a
través de la televisión, internet, sus series favoritas y las canciones".
En todas ellas, o en la mayoría, se reproducen pautas de control propias del
amor romántico. Programas como 'Mujeres y hombres y viceversa' o la saga Crepúsculo reproducen sus peores elementos,
critica la profesora de la Complutense.
La educación
desempeña un papel fundamental para que los jóvenes sepan consumir estos
productos culturales desde un punto de vista crítico y, ahí, según Yolanda
Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, "está todo
por hacer". La secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad,
Susana Camarero, presentó junto al estudio dos campañas contra la violencia de
género, una de ellas ('Hay salida') destinada especialmente a las más jóvenes.
Sin embargo,
Besteiro advierte de que una campaña aislada puede perder su objetivo:
"Además, hay que hacer más campañas complementarias. 'Hay salida' va
dirigida a las que ya se consideran víctimas, cuando las estadísticas nos dicen
que muchas no se identifican como tales. Por lo que hay que reforzar ahí
también la información". La eliminación de la asignatura de Educación para
la Ciudadanía por el Gobierno restó, además, un espacio a los contenidos en
igualdad que han sido rescatados más tarde en Primaria, aunque de manera difusa.
La mayoría de
los encuestados (78%) afirmaron que las campañas ayudan a concienciar a la
sociedad, pero más de la mitad (un 53%) no recuerdan ninguna campaña. "Los
mensajes sexistas llegan de muchos focos, por lo que la respuesta y la
educación también tiene que tener muchas fuentes", recomienda Diana Díaz.
Sesiones y consultas
Dra. María Teresa Charún
Psicóloga Clínica Educativa
Máster en
Salud y Bienestar Comunitario
Universidad Autónoma de
Barcelona - España
Contacto
Celular 950 986 309
E-mail: unifam2013@gmail.com
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